
¿Cuántas veces has estado a solas y en silencio con el propósito de escuchar a Dios?
Quizá puedas pensar que la vida de un discípulo es una vida saturada de actividades, pero una de las invitaciones más importantes que Jesús nos hace, es la invitación a descansar. La soledad y el silencio trabajan en equipo con el fin de entrenar nuestros corazones para encontrar un descanso satisfactorio en Cristo.
La soledad, bloquea todas las voces e interacciones externas para que podamos centrarnos en Dios. El silencio, es abstenerse de hablar para que podamos escuchar las palabras de Dios para nosotros. Este ejercicio es una gran herramienta para equiparnos en las importantes prácticas del silencio y el tiempo a solas.