
“Soy bivocacional”. Muchas veces he dicho esto, y también he escuchado a muchos decirlo, cómo si fuera algo malo, con un sabor de inferioridad o justificación al tiempo que es posible dedicar a la tarea de cuidar de la iglesia de Dios.
Aunque de alguna u otra forma hemos sido enseñados que un buen ministro vive y sirve el 100% de su tiempo, la biblia nos muestra que no es un asunto del tiempo que puedes invertir sino del corazón y calidad del tiempo que das. En la parábola de los talentos, Jesús enseña que a cada siervo le fue entregada diferente cantidad de monedas para administrar. De la misma forma a muchos hombres valientes y entrones se les ha entregado diferente tiempo para servir a Dios y a su iglesia, a unos toda su jornada, a otros medio tiempo, y hay otros como yo que trabajamos secularmente jornadas completas y debemos encontrar el tiempo para entregar en la obra. Esta misma semana estoy preparando la prédica mientras llega la hora de ir a ensayar como bajista invitado para el servicio de domingo.
Finalmente, ser bivocacional puede ser una bendición y no un defecto. Te animo a dar gracias a Dios por las monedas que te dió y a esforzarte valientemente en administrar bien y reproducir cada una de ellas.
Cuatro cosas que he aprendido durante estos años como pastor bivocacional y que quiero compartirte son:
- Abraza la pluralidad de pastores. En mi caso siempre he trabajado hombro a hombro con al menos otro pastor. Reparten tareas, asignan responsabilidades y lo más importante, es el patrón que vemos en el Nuevo Testamento.
- Usa bien la tecnología. No se trata de ser un experto, pero las aplicaciones básicas en mi teléfono celular son tres: mi software bíblico de estudio (logos), mi biblia y un bloc de notas. Otro uso de la tecnología son listas de distribución en Whatsapp o email ya que facilitan la comunicación con la iglesia. También las redes sociales proveen información, muchas veces bastante importante, acerca de la vida de las personas y como están en su semana. Esto sirve para poder abordar ciertos temas de una forma más directa.
- Usa bien tu tiempo. Diseña una guía o calendario de acuerdo a tus prioridades. Muchas veces entre semana uso mi tiempo de lunch en la oficina para leer, estudiar y crear anotaciones para la prédica. Calculo que estoy invirtiendo 7 horas distribuidas en varios bloques.
- Escucha a tu Esposa. Mi esposa conoce mis actividades; cuándo me toca predicar, cafés con personas, hasta organizar algún tema o clase. Esto me permite tener apoyo y libertad para poderme concentrar en ello. Pero lo más importante, recibo su consejo.
Escrito por Jahaziel Márquez