
Esta publicación es la tercera de una serie basada en una conversación con Rich Plass en el Podcast de Saturate.
Jared Pickney: Eso es útil. Entonces, ¿Dirías que una de las razones por las que luchamos tanto para tener relaciones saludables es por el dolor, como heridas pasadas que hemos experimentado, que luego rompieron la confianza y nos hicieron muy difícil entablar relaciones saludables y duraderas?
Rich Plass: Estoy de acuerdo con eso Jared. De todo corazón, creo que subestimamos el poder de los primeros años de nuestra vida. Pablo nos llama a seguir adelante, pero nos llama a seguir adelante con fe. No nos está llamando a ignorar o descartar lo que hemos vivido. Y la verdad del asunto es que es en nuestro viaje de la infancia en donde la estructura primitiva de nuestro cerebro se mapea neurológicamente. Nuestra familia de origen está diseñada para enseñarnos cómo relacionarnos de manera saludable, pero debido a un mundo caído y porque todos somos pecadores y pecamos unos contra otros, somos heridos y herimos a otros.
Y cuando estamos profundamente heridos por un comportamiento disfuncional crónico o un comportamiento pecaminoso en un sistema familiar, pienso aquí por ejemplo en alguna forma de abuso, abuso verbal, abuso sexual, abuso físico, o como señala van der Kolk en su libro The Body Keeps the Score, la negligencia crónica es tan traumática para un niño como si fuera abusado físicamente. Entonces pueden ocurrir heridas profundas.
Y entonces creamos formas o estrategias de autoprotección. Y esas estrategias de autoprotección se convierten en nuestra forma de “ser yo”. Y, francamente, pueden no ser muy útiles para las relaciones; de hecho, pueden socavar lo que anhelamos en nuestro intento de vivir en armonía o en nuestra relación marital de una manera íntima y vivificante.
Me viene a la mente Curt Thompson. En su libro Anatomy of the Soul, hace el comentario de que el 80% del conflicto emocional que surge en el matrimonio está dentro del alma humana antes de que conozcamos a nuestro cónyuge. Lo que surge en el matrimonio no es causado por el matrimonio. El matrimonio sólo lo está sacando, porque el matrimonio es la relación más íntima que tenemos y, por lo tanto, accede a las partes formativas más tempranas y primitivas de quiénes somos.
En el matrimonio a veces aparecen cosas que nos sorprenden totalmente. Ustedes en el ministerio han escuchado muchos matrimonios y quizá han escuchado el comentario: “Ella nunca fue así antes de casarnos” o “Él nunca fue así antes de casarnos”. Bueno, ¿qué pasó? Las estructuras que nos defienden y protegen cuando tenemos que estar cerca de alguien se conectan en el matrimonio y aparecen.
Una parada real en nuestro viaje, es la parada de curar nuestras heridas. Y creo que, teológicamente, como líderes, debemos hacer dos grandes distinciones. Una es que debemos arrepentirnos de nuestros pecados. Es verdad. Somos seres culpables, personas responsables, y cuando hacemos algo que está mal, debemos apartarnos de ello. Necesitamos buscar el perdón. Necesitamos confesar nuestros pecados al Señor.
Pero, no nos arrepentimos de heridas, sanamos heridas. Entonces, cuando Jesús vino a salvarnos, vino tanto a perdonarnos como a sanarnos. El camino de convertirse en personas íntegras en Cristo.
Brad Watson: Eso es muy bueno. Creo que lo que estás describiendo del matrimonio incluso se relaciona con el compañerismo cristiano o la comunidad cristiana. Hay muchas cosas que surgen cuando las personas están en una comunidad o en este tipo de relaciones dentro de la Iglesia. Muchas veces la gente dice: “La iglesia está súper desordenada. Y no soy así fuera de la iglesia, pero en estas relaciones, aquí es donde todo esto de la disfunción relacional sale”.
Rich Plass: Bueno, ¿qué debemos esperar? En primer lugar, Dios nos ama, Dios se lo está tomando mucho más en serio de lo que nosotros lo hacemos muchas veces. Está realmente interesado en sanarnos. Así que lo hará. Él va a sacar a la superficie estas partes profundas de quienes somos, estas partes primitivas y tempranas de quienes somos. Los va a llevar al suelo. ¿Y cómo los lleva al suelo? Bueno, no necesariamente lo hace leyendo un libro en nuestro tranquilo estudio o en nuestra sala familiar o en la sala junto a la chimenea. Lo hace en la matriz de la relación, ¿correcto?
Es en el contexto de las relaciones que comenzamos a ver nuestra impaciencia, o comenzamos a ver nuestro espíritu crítico, o comenzamos a ver nuestra necesidad de tener poder o de manipular. Vemos eso cuando comenzamos a prestar atención relacionalmente, y por supuesto eso es exactamente lo que el Espíritu Santo va a hacer. Él va a traer a nuestras mentes cómo lo estamos haciendo relacionalmente, porque Él nos invitó a ser personas que se amen unos a otros, lo cual es un viaje relacional.