
Cuando le preguntaron a Jesús cuál era el mandamiento más importante, Él respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el más grande y primer mandamiento”. El segundo mandamiento es “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Aunque ambos mandamientos llaman a amar a alguien, solo Dios puede ser amado con todo nuestro corazón, alma y mente. Es decir, Dios es el único digno de nuestro amor, lealtad y más grandes afectos.
En su libro “Dioses que fallan” Timothy Keller define un ídolo cómo convertir algo bueno en algo máximo. Un ídolo es cualquier cosa que cautiva el amor y lealtad que le pertenece solo a Dios. Puede ser un objeto físico o emocional en el que buscamos lo único que Dios puede darnos. Buscamos en tal cosa una identidad y eso nos conduce a la idolatría.
En su obra “Contra los Paganos” San Atanasio visualiza el origen de la idolatría como el olvidarnos de Dios y estar atónitos en las cosas terrenales convirtiéndolas en dioses. Para el propósito de este documento combinaremos las ideas de San Atanasio y Timothy Keller al decir que la idolatría es tomar cosas buenas que Dios nos da y convertirlas en lo más importante de nuestras vidas.
Entonces, la idolatría va más allá de adorar una figura de madera o cerámica, ocurre también cuando tomamos cosas buenas como la familia, posesiones, ideologías, nuestras doctrinas y las elevamos hasta convertirlas en lo más importante reemplazando a Dios mismo.
¿Cómo identificar un ídolo en tu corazón y en tu mente?
Estas preguntas pueden ayudar*:
- ¿Cuál es mi peor pesadilla? ¿Qué es lo que más me preocupa?
- ¿Qué es aquello que si lo pierdo o fracaso me quitarían las ganas de vivir? ¿Qué me hace seguir adelante?
- ¿En qué busco consuelo cuando las cosas van mal o se ponen difíciles?
- ¿Qué pensamientos vienen a mi mente con facilidad? ¿Dónde vaga mi mente cuando estoy libre? ¿Qué me preocupa?
- ¿Qué oración no contestada me provocaría alejarme de Dios?
- ¿Qué es lo que me hace sentir que tengo valor? ¿De qué me siento más orgulloso?
- ¿Qué es lo que realmente quiero y espero de la vida? ¿Qué es lo que me hace realmente feliz?
¿Qué hacer con las respuestas?
Antes que todo, toma un tiempo para orar y pedirle a Dios que te guíe por medio del Espíritu Santo. Luego, medita cómo Jesús aborda cada una de esas respuestas. Medita sobre cómo su vida, muerte y resurrección transforman tus respuestas.
Procesa estas preguntas con tu grupo de DNA
Estamos llamados a llevar las cargas de los demás. Los grupos de DNA son un buen lugar para procesar estas preguntas y ayudar a que otros hermanos en Cristo, seguros y de confianza, te hablen las verdades del Evangelio en estas situaciones.
*Las preguntas son tomadas de un recurso de Redeemer City 2 City